La verdad yo quiero mucho a mi perro es algo ya mayor! y en sus casi 13 años de vida siempre esto es algo que me he preguntado asi que imagino que ustedes tambien, esta es la típica pregunta que todo propietario de un perro se hace alguna vez. “¿Por qué si le doy bien de comer a mi perro y hasta le sirvo más de lo que dice en el empaque de su alimento, me sigue viendo con esa cara de hambre?” 
Al parecer, la respuesta puede encontrarse en los orígenes mismos del perro. Como sabemos, el perro desciende del lobo y los lobos cazan para obtener su alimento, al igual que lo siguen haciendo los perros salvajes hoy en día. Pero lo que quizás nadie nos había dicho sobre el lobo, es que no siempre sus cacerías son exitosas, pues por lo general pasan 4 ó 5 días sin comer hasta que vuelven a tener una cacería exitosa que les permita saciar su hambre.
Este mismo instinto de supervivencia lo siguen cargando nuestros perros domésticos. Es como si una vocecita en su interior les dijera: “¡Trata de comer lo más que puedas! Porque mañana no sabemos si habrá comida o no.” Y para tal efecto, nuestros perros han desarrollado una herramienta muy eficaz llamada: “Chantaje”. Se nos quedan viendo con esa carita tan tierna que parece decirnos: “Lo que me serviste no fue suficiente, podrías darme más por fa, por fa, y te lo voy agradecer aun más si fueras tan amable de darme de eso tan rico que tú estás comiendo.”
Sin embargo, es muy importante que recordemos que todo este
chantaje que nuestro perro nos hace está obedeciendo a un instinto que ha hecho que él sobreviva, como una especie exitosa por miles y miles de años, pero que no significa que en verdad él esté mal alimentado. De hecho, nosotros podríamos pensar que está bien que Huazo tenga uno o dos kilos de más, pero la realidad es, que cada kilo de sobrepeso en un perro sería comparable a 7 kilos en el humano; por lo tanto esos 2 kilitos extras que tiene Huazo vendrían siendo el equivalente a 14 kilos de sobrepeso que se resienten en sus articulaciones, hígado, corazón, metabolismo y un sin fin de padecimientos que podrían mermar significativamente la calidad de vida de nuestro mejor amigo.
Al igual que los jeans, las camisetas son parte básica del guardarropa casu
O también llamada “tipo polo”. Originalmente exclusivas de los golfistas indicando clase y caudal, fueron popularizadas por marcas como Ralph Lauren o Lacoste, que nos mostraron lo versátil que puede ser esta prenda. Actualmente, la gran mayoría de posee una camiseta con cuello; y no importa el estilo, esta camiseta será muy útil y fácil de adaptar. Durante los meses de verano, intenta usar con ella colores intensos. Evita usar camisetas muy largas; lo ideal es que queden un poco más abajo de la línea del pantalón, más o menos el ancho de una palma. Si tienes un pantalón blanco, se verán muy bien con una camiseta con cuello. 
Combina exitosamente el estilo con la practicidad. Sea que estés en el muello o sobre un bote, esta camiseta te dejará bien presentado. Lo mejor es que sea hecha en algodón ligero. Aún si no tienes un físico perfecto, no te dejes amilanar por las líneas horizontales: ya se demostró que lo de las líneas verticales que adelgazan es un mito (es más, las que mayor percepción de delgadez brindaron fueron justamente las horizontales). Un solo detalle: por definición, esta camiseta es para situaciones de relax en verano, así que no pienses usarla en invierno. También queda bien con ropa blanca, así que puedes usarla con un blazer blanco o mantenerla casual con shorts de algodón.
Escrito por: Ana Zabaleta
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