No hay adaptacion
El hombre cuando cumple los cuarenta siente la necesidad de sentirse joven, porque se da cuenta de que un abandono a esa edad puede suponer una caída en picado hacia una forma física que transforme el cuerpo de forma inexorable. Por ello, es normal que sea a esa edad cuando el hombre decida de una vez por todas apuntarse al gimnasio y comenzar una dieta más sana.

La pareja ya no se percibe de la misma forma, pues posiblemente han pasado muchos años de matrimonio y es difícil adaptarse a los cambios que se producen entre uno y otro. Mientras uno comienza a tener deseos de libertad y a experimentar por su cuenta o con los amigos, sin necesidad de la compañía habitual de la pareja, siempre hay uno que tiene que acarrear con las tareas y responsabilidades diarias, pero ahora más solo porque será uno el que tenga que ceder ante esas ansias de libertad para seguir manteniendo la familia.

Muchas de estas crisis que se producen en el hombre a los cuarenta conduce a la separación de la pareja, ya que éste experimenta unos deseos irrefrenables de libertad y de vivir aquellas situaciones que ha dejado pendientes, inmerso como ha estado hasta ahora en los asuntos que han protagonizado su vida.
Entre estos impulsos irrefrenables no solo está el de mantener la juventud sino también el de vivir otros amores, volver a experimentar los amores pasionales de juventud, la sorpresa del enamoramiento con sus facetas más sensuales. El problema que conlleva esta mezcla de objetivos, juventud + amor, es que los hombres a esta edad se suelen enamorar de mujeres bastante más jóvenes que ellos

Isabel Martínez Pita
Gracias a:
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